1 de julio de 2012

Recuerdos

Era una tarde lluviosa, el agua se respiraba, se veía cómo el paisaje se deterioraba y se llevaba el blanco cal de los árboles que, si fueran personas, tendrían muchas historias que contar.

La humedad me traía recuerdos y dudas nuevas a la mente... La salinidad del agua de mar que se extendía desde mi lugar rozando mis pies hasta el horizonte, donde mi vista alcanzaba era, sin duda, el remedio de mis penas crecientes por las vivas y nítidas imágenes que llegaban a mi mente sensible hasta la fecha por ellas.

El cálido viento del clima tropical sacudía los pocos cabellos que aún conservaba en mi cráneo. El tiempo había marcado todo mi cuerpo con arrugas, manchas, cicatrices... cicatrices que me recordaban toda la obra que con hechos había escrito.

Sólo el recordar me hacía sentir que alguna vez viví pero traía consigo la incapacidad de recrear una vida como la que había vivido... Desde mi fuga de la casa de mis padres pasando por mi humilde forma de vivir reconstruyendo en imágenes coloridas aquellos finos y alegres paisajes que se extendían hasta el ocaso. Como pintor de almas inertes vivía y, como nómada paseaba por todo el mundo, esperando encontrar algo que no podía describir.

Podía plasmar todo aquello que veía pues "la magia se origina en el arte, todos somos arte, todo es arte"

Eran los tiempos de la esclavitud, la esclavitud de la que mi corazón lleno de deseos era preso; de la motivación que sólo una puesta de sol o un amanecer limpio de las luces de la urbanización era capaz de sentir. Simplemente atenido a los veloces pies quienes acarreaban mi cuerpo hasta donde pudieran llegar cada vez que querían hacerlo. En opinión de todos los personajes que conocí en mi trayecto a la madurez yo era una persona libre.

Mi interés por viajar de nuevo es intenso, por sentir el aire chocar contra mi rostro mientras camino a un destino meramente desconocido.

<<¡Cariño, es hora de cenar!>> Esa voz... por esa voz fue que renuncié a mis viajes sin destino específico. Esa persona que amablemente me había llamado fue el motivo por el cual me establecí y por el cual encontré el sentido a mis viajes constantes.

<<¡Voy, querida!>> Respondí con el mismo cariño que le profesé y le profeso hasta la fecha. Me dirigí a la humilde pero feliz morada que teníamos cerca de la playa lentamente apoyado por mi bastón de madera. Cada vez que escucho su voz, tan similar al repiqueteo de las dulces campanas anunciando una boda y veo su arrugado pero gentil rostro, recuerdo todo lo que vivimos... desde el momento en el que la vi por primera vez hasta todo lo que vivimos juntos incluyendo el día de hoy.

No hay ocasión en la que, después de mirar sus ojos azulados, me arrepienta por la decisión que he tomado.

En ese instante reflexioné después de mucho tiempo, pues mis pies seguían moviéndome a donde mi corazón me guiaba. ¡Ella era el bello amanecer que me motivaba y el deseo del que mi corazón seguía preso! olvidé mis nostalgias, tristezas y aprehensiones dirigiéndome al sentimiento inconfundible que tenía guardado.

Pronto dejó de llover y una brillante luna llena se asomó en el cielo salpicado de brillantes estrellas. Las nubes de tristeza se fueron limpiando mi mente y mi corazón. Logré aquello que muchos hombres han añorado por siglos:

Encontré el amor.

[FIN]