17 de junio de 2016

La increíble y un tanto absurda vida de Madeline Quetzali, la detective: CAPíTULO 4: "Bebé"

En el taxi llego a la calle correspondiente y al momento de salir, pago la tarifa que es exagerada a mi gusto y camino hasta llegar a la casa que indica mi GPS; toco la puerta un par de veces hasta que me abre una señora gorda y morena, quien sostiene a un bebé de aproximadamente dos años de edad, el que babea y juguetea y mira con la curiosidad digna de un… bueno, de un niño aparentemente baboso.

Pero no es el bebé que busco.

Según la clienta, el bebé que estoy buscando tiene aproximadamente cuatro meses de edad, cuatro, lo que se me hace un poco absurdo si se considera que en ese tiempo, una mujer que ha dado a luz no busca separarse de su cría. Esos son datos que debo mantener en mente mientras hago este caso y esta búsqueda.

–¿Quién es y qué quiere? –me dice la señora y pronto mi instinto se activa y creo que es Inés, pero nunca me he dado la tarea de confiar en mi instinto… me falla muy seguido. La voz de la señora suena agresiva, pero sus gestos y su ceño son tranquilos, serios.

–Madeline –respondo de inmediato y saco mi licencia–investigadora privada.

–Ajá… ¿y qué quiere?

–Respuestas –siempre quise decir eso –¿sabe algo de la señora… -saco mi libreta llena de datos personales –Graciela Enríquez Ledezma?

La señora ha palidecido.

–No la quiero en mi casa –espeta y cierra la puerta, pero antes de que la cierre de un empujón, la detengo; aparentemente tengo más fuerza que esta señora, a quien no le queda más opción que dejarme adentro –bien, tiene mi atención.


Sonrío con perspicacia, y termino pensando en cómo empezar mi entrevista…

1 comentario:

  1. wow me encanta leer lo que publicas
    felicidades eres una gran escritora :

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