22 de julio de 2016

La increíble y un tanto absurda vida de Madeline Quetzali, la detective CAPíTULO 9: "Espía"

Elegí el negocio de la investigación porque solamente es caro si se te solventan tus gastos o si se trata de una investigación de ciencias duras, además de que es bien retribuido, sin embargo la investigación privada es todavía más remunerada de lo que se cree. No hay demasiados ejecutores en la ciudad, y entre nosotros nos conocemos y recomendamos clientes y casos por practicidad, no por altruismo. En general es sencillo, sólo hay que tener una cámara, una grabadora, binoculares y mucho sigilo…

Y sigilo es algo que no tengo.

También por eso cobro caro, para poder pagarles a mis socios, de quienes dependo por ser más sigilosos que yo y quienes obtienen algunas cosas extras en la investigación que mi torpeza sería capaz de limitar. Sin Adrián yo no hubiera podido tomar esas fotografías de Graciela, o sin Daniel, no podría haber obtenido ese historial de conversaciones, el que hasta la fecha se sigue revisando.

Igualmente necesito a Adrián porque es la conexión más cercana que tengo con la forense Karen, quien se siente muy atraída por él al parecer, porque se coquetean en plena escena del crimen, con miembros amputados en una mano o cadáveres completos en la otra…

Y por eso es que lo necesito, porque es fácil extraer información de una chica enamorada.

–Y ahora que tienes lo que necesitas –me habla Karen -¿qué procede con ustedes?

–Tenemos las horas de muerte, dices que fue por asfixia con una almohada hace aproximadamente un día, y por la nula perturbación del lugar de los hechos, el cuerpo fue trasladado y aparentemente no hay testigos… por decirlo así, fue una muerte limpia.

–No usaría ese término, pero sí. No hay firma o un método en particular, a menos de que aparezca otro niño así. Nos vemos Quetzali, cuídate, Adrián –le sonríe con coquetería, imagino que es coquetería por la manera en la que se clavan las miradas y por cómo se sonríen el uno al otro.

–Adiós –le responde con la misma coquetería y mostrando una sonrisa muy graciosa a mi gusto.

Cuando Karen se va a su puesto de trabajo, Adrián regresa conmigo a la oficina y empieza a ver cómo ligar los hechos, pero no encontramos nada de utilidad… el asesinato fue muy limpio y no tenemos oportunidad de obtener pista alguna sin seguir a Graciela o a Inés, pero empiezo a descartar a la señora de la lista.

Y si hay un lugar al que Graciela va a volver, va a ser o a la oficina de detectives o a la oficina del gobernador… pero a esto sumamos el espiar a éste.

Anoto su nombre en la libreta como uno de los relacionados, y se la muestro a Adrián, quien me mira arqueando las cejas.

–¿En serio? –me dice –¿espiar al gober?

–Para llegar a su esposa,  tengo algunas conjeturas… -le recuerdo, pero me vuelve a mirar fijamente, cosa que me hace sentir incómoda -¡puedo sacar buenas conclusiones!

–¿En serio? –me vuelve a preguntar -¿y qué te hace creer que la mujer va a querer matar al niño?

–Los rumores de su esterilidad y posiblemente una celosa patológica capaz de hacer lo que sea para mantener a su esposo cerca de ella.

–Te concedo la razón por ahora, nada más por ahora… pero yo no me acercaré a ese sujeto, se rumora que es un asesino.

–¿Entonces quién? Daniel sigue en recuperación por lo de las costillas… -empiezo a pensar -¿Memo?

–A ese tipo no le importa su vida, me parece bien –dice entre risas.
Saco el teléfono y por medio del whats app le contacto, por fortuna aparece en línea y me responde…

“Trabajo nuevo” envío.

“Cuándo, dónde y de qué va?” me dice de vuelta.

“Seguir a la señora del gober todo el día e informarme de cada movimiento en al menos una semana”.

“…Sobres” contesta y acaba la conversación… me encanta platicar con él, es siempre tan rápido y cumple muy bien.

–Ha aceptado –informo.

–¿Sabe lo que hará?

–Sabes que a ese tipo no le interesa qué hacer mientras sea divertido, me late que consideró que estar en riesgo de muerte es muy divertido.

Entonces mi teléfono empieza a sonar con el tono de Daniel… otra canción desagradable para que no se me pase el contestar. Pero su mensaje es una imagen, una captura de pantalla de la computadora, y lo que dice es lo que me intriga.

Chécale…”.

Me encanta su pie de foto, tan claro, tan específico y sobre todo tan directo.

Y cuando “le checo”, noto que la captura es de una conversación que aparentemente Graciela sostuvo con un chico que se llama a sí mismo en Facebook Brayan “el chinos” Stark… y creo que ya sé por dónde ir en la investigación.

La conversación no sólo tiene de llamativo el nombre, sino todo lo que engloba, porque habla de encuentros en ciertos sitios de la ciudad, como los parques o las tiendas de autoservicio que se encuentran en cada esquina siendo todas de la misma cadena o los cafés más underground.

–¿Y esto qué crees que signifique? –le muestro a Adrián la imagen, sólo me ve de reojo y se pierde en la conversación…

–¿Qué?

–¡Ven a ver! –le digo, la mira fijamente y entonces sonríe de lado, la misma sonrisa de coqueteo…

–Que tenemos otra variable.



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